lunes, 23 de noviembre de 2009

Las aventuras de Aylu en Capital Federal

Cada año es distinto. Cada uno trae expectativas distintas y esperanzas nuevas. El 2007 para mí fue el peor año de mi vida.
Voy a comenzar por el final del 2006, año en el cual terminé el colegio, tuve el viaje de egresados, y toda la emoción que eso implica. Para Octubre del 2006 había que decidir que sería lo próximo que estudiaríamos y dónde. El dónde era la respuesta más fácil, ya que la UBA venía a anotarnos al colegio, y nadie dudaba de ir ahí. Pero... En mi caso la situación era complicada. Mi mamá siempre quiso que yo sea alguien que no soy. Alguien que se vista con ropa de 5000 pesos, que viva en una mansión en el medio de Microcentro, con un título de abogada, y que salga en las revistas. En ese entonces mi prima estaba viviendo sola en Capital, en Suipacha entre Marcelo T y Paraguay para ser más precisa, y quería un compañero porque se sentía sola. Mi mamá siempre me presionó y me quiso llenar la cabeza para que viva con ella, asustándome con el viaje a la facultad que iba a tener viviendo en José C. Paz. Me decía que no me dejaba ir con el tren que tenía más cerca, que me iba a tener que levantar a las cuatro de la mañana y andar sola por José C. Paz a esa hora, que ella no me iba a pagar un remis nunca, que no me pensaba dar plata, y etc. Cosas que a un adolescente que no sabe lo que el futuro le depara, que sabe que se está terminando todo lo que conoce, que ya no va a ver a sus amigos todos los días, que ya nada va a volver a ser tan fácil, que va a estar sola de ahí en más, y que no tenía apoyo de ningún lado, le asustan mucho.
La relación con mi prima siempre fue muy buena. Jugábamos juntas cuando éramos chiquititas, crecimos juntas, siempre me contó todo, y siempre le conté todo. Eramos muy buenas amigas además de ser primas. Entonces, al verme presionada, y al ver que la situación pintaba más fácil desde Capital, a mi pelotudo cerebro se le ocurrió pensar que tal vez era buena idea irse a vivir ahí, y lo dije. La reacción de mi mamá fue positiva, obvio. Aún cuando le planteé que no sabía si iba a poder trabajar y estudiar en la UBA al mismo tiempo, reaccionó diciéndome que ella me bancaba si yo me iba a Capital. Qué idiota fui. El 2006 concluyó. Todo parecía lindo hasta ahí.

Comienza el 2007. El 12 de Febrero, día de mi cumpleaños, una amiga me dice que me regalaba un contacto de MSN que era parecido a un chabón que me gustaba. El diálogo es gracioso teniendo en cuenta la repercusión que él tuvo en mí, asi que para que se entienda mejor lo que sigue, la situación que luego recordándola estará llena de ironía fue la siguiente:

- Miralo, es hermoso.
- Qué asco que sos. Es horrible, Aylén.
- Sale violación.
- Tengo uno que es parecido, lo querés?
- Dale.

- Hola Maxi, yo soy amiga de Dani.

Y así comenzó. Me mudé a fines de Marzo. Todo de golpe. Todas mis amigas se habían anotado en Medicina, y terminaron por casualidad en la misma sede, en el mismo horario, todas juntas, todas todas, menos yo. A mi me tocó Ciudad Universitaria, la sede más díficil. En ese entonces me había anotado en Tecnología en Alimentos, porque siempre quise que las personas aprendan a comer bien, y que los alimentos estén bien hechos, sin químicos. Quería ponerle hierro a todo, Vitamina C, Vitamina A.
Los primeros días fueron jodidos, pero zafaban. Me tenía que levantar a las cuatro de la mañana aún viviendo en Capital, y encima, el viaje era exactamente el mismo que mis amigas tenían a la facultad. Pero yo estaba sola, no conocía nada, y no entendía lo que me explicaban, y me perdía porque no conocía las calles. Entonces únicamente usaba el departamento para dormir, cuando tenía que ir a la facultad al otro día. El resto de los días volvía a la casa de mis viejos. Para ese entonces, hablaba las 24 horas con Maxi. Él estaba con una chica, pero todavía no estaba de novio. Había mucha mucha onda, y nos llevábamos de lo mejor. Nunca tuve tanta química con alguien. Completábamos las oraciones del otro, decíamos cosas al mismo tiempo, escuchábamos canciones al mismo tiempo sin planearlo, nos encontrábamos de casualidad por lo menos dos veces por semana, escuchábamos exactamente la misma música, teníamos el mismo sentido del humor, me mandaba mensajes a las doce, dos, cuatro, seis de la mañana, y cosas, esas cosas, y lo empecé a querer. Para colmo él me hablaba mal de la chica con la que salía, porque era bastante pendeja, y me tiraba onda a mi, y bueno, eso hacía que mis esperanzas crezcan.
Me la venía bancando bastante bien durmiendo nada más en el departamento, pero claro, no tenía ningún sentido para quien lo veía desde afuera, y pronto me cortaron los víveres.

- Quedate toda la semana ahí. Viví ahí. Querelo. Tiene que ser tu casa.

Y así intenté hacer. El primer día que fui a comprar algo me perdí. Y para lo que tendría que haber tardado 20 minutos, tardé una hora y 20. Estaba todo el día sola, porque mi prima trabajaba, y no sabía qué hacer. Caminaba por Capital y me sentía re chiquita comparada con los edificios. Era como que todo era demasiado para mí. No me encontraba. Si ahora tengo que describir cómo me sentía viviendo ahí, diría que me había perdido a mi misma, y que nunca me sentí tan sola en mi vida.
Recién llevaba unas tres semanas, dos durmiendo únicamente ahí, y una sola viviendo completamente (o intentando hacerlo), cuando mi mamá me dijo que ése era el único mes que me iba a dar plata, y que tenía que trabajar.
Ok. Trabajo. Entrevistas. Ropa linda. Ropa linda? La única ropa que usaba yo, era ropa para andar en la calle. Zapatos. Zapatos?? Yo tenía zapatillas... Y estaban muy muy rotas. Me entraba agua cuando llovía.
De pronto me tuve que vestir bien. De pronto tuve que arreglarme. De pronto tuve que peinarme. De pronto tuve que enfrentar algo que no tenía ni idea que existía, y que ya tenía edad para eso. De pronto temblaba de miedo. De pronto tenía inmensas ganas de que alguien que yo conociera me abrazara!! Me dijera que estaba conmigo, que me calmara. Que me dijera que era normal, que estaba lista, que me explicara, que me enseñara, que me dijera que estaba creciendo y que estaba bien. Pero no conocía a nadie ahí... Ni nadie me conocía a mi. Mi cuerpo tenía a alguien adentro, pero no era yo. Yo no estaba más. Yo no entendía nada, y quería salir corriendo.
Entonces me volvía a San miguel siempre que podía, sin decirle a mi familia, porque necesitaba ver las calles que yo conocía, ver la gente que yo conocía, dejar de escuchar el ruido de las calles tan transitadas, ver que había Sol en otro lado. Y siempre tenía esperanzas de ver a alguien que me conozca, que me quiera, y les mandaba mensajitos a mis amigos, pero siempre estaban ocupados con la facultad, o en sus cosas. De pronto me fui cayendo, me derrumbaba de a poco.
Para colmo, el trabajo que conseguí era en un Call Center. Me vi forzada a hablar con Yankies, cuando nunca había hablado ni con un peruano. Me vi bardeada llamada tras llamada por alguien que no me conocía. Me vi mal tratada por mis empleadores. Me vi en un lugar muy impersonal, muy inhumano. Mi stress emocional tocaba picos de montañas. Inclusive en el preocupacional para entrar a ese trabajo, salió que tenía leucositosis. Cuando se terminó todo, después de todos los análisis, la doctora dijo que había sido por stress. Lo explico para que sepan que no estoy inventando nada, yo me sentía muy mal. (Sí, siempre creo que las personas no me creen, y nunca creo que es suficiente la prueba que doy para demostrar que es verdad. Eso es culpa de mi vieja, pero esa es una historia para después.)
Y así pasó el tiempo, y yo lloraba todos los días, siempre que podía. Dos minutos que estaba sola, eran dos minutos de lágrimas. Lo más patético. Pero le intentaba poner onda! Cada vez que un mexicano me llamaba era lo más. Me llevaba muy bien con ellos. Y así aprendí a hablarle a la gente, a trabajar con la gente, a entenderla. Pero mi única compañía desde que me mudé ahí, siempre fue Maxi. Él estaba todo el tiempo para mí, contándome cada cosa que hacía. Yo me reía con él, cuando por otro lado ya no daba más, y era el único al que le podía contar lo sola que me sentía.
Entonces Maxi se pelea con su chica, y la noche que salimos por el cumple de Dani, estuvimos juntos. Cómo lo quise a ese hijo de puta.
9 de Julio del 2007. Día de la nieve en Buenos Aires. Todos la estaban disfrutando mientras yo estaba trabajando. Eso fue unos tres días después de haber estado con Maxi, cuando parecía que estaba todo bien, pero mi cabeza estaba llena de preguntas, porque no sabía qué quería él conmigo, y lloraba de nervios, de tan sólo imaginarmelo a él con la chica con la que estaba. Me agarraba mucho miedo a ser lastimada.
Sábado que le siguió, yo quería salir por San Miguel con una amiga, pero salía del trabajo a las 12 de la noche. El último tren de Lacroze sale 12.50. Tenía que volar. Me subo a un bondi y le pregunto si va a Lacroze. Me dice que sí. En el camino cuando ya había pasado una hora, le pregunto cuánto falta y me dice que ya llegamos. Era la estación del Roca, que no tiene nada que ver con la del Urquiza, y está en la loma del culo. No olvidemos que era la 1 de la mañana. Me bajo del bondi en el medio de la nada y voy hacia donde veo un policía. Me le largo a llorar y me tomo un taxi a Lacroze, gastándome absolutamente toda la plata que me quedaba (ah sí, nunca supe qué hacía con la plata mientras viví en Capital, ni eso podía hacer bien). El último tren ya se había ido, y me tuve que tomar el 176 en Lacroze por primera vez. A esa hora pasa cada una hora. Lo esperé. Ver el cartel que decía Cruce José C. Paz nunca me alegró tanto en mi vida. No porque haya llegado el bondi, sino porque era algo conocido!!! Era el 176, el que toda mi vida me llevó a todos lados. Mi amado 176 estaba ahí, en Capital, haciéndome compañía en un lugar que yo no conocía, y él sí. Me sentí segura arriba de él. Aún cuando pasó por Rescate y se llenó de gente sospechosa con Cumbia sonando en sus celulares a todo volumen.
Ese Sábado llegué a Coyote y Maxi y yo volvimos a estar juntos. Al principio todo bien, pero después noté algo raro. Yo soy muy muy perceptiva. Si siento algo, es así. Pero como a veces una cree que se llena de mala onda, y que está pensando negativamente, elige no hacerle caso a lo que percibió, o buscar la verdad de la milanesa ya. En ese momento no le hice caso... Y el Lunes que le siguió a ese Sábado, Maxi se cruza con su ex. Después de eso me habló raro, yo me di cuenta y me re bajoneé. Falté al laburo. Al rato mi prima vuelve de trabajar. Había vino en la heladera, y yo tenía ganas de que hagamos algo juntas, algo divertido. Íbamos a pedir comida y no sé qué. Me bajé todo el vino con gaseosa boludeando. Maxi se va a rendir un parcial, y vuelve. Vuelve mejor, más normal, y me habla como siempre. Después, más a la noche, me cuenta que se había cruzado con su ex y que por eso estaba raro... Entonces le dije si quería que nos juntemos a hablar, y, no muy contento con mi propuesta, aceptó.
Jueves 19 de Julio, un día antes del día del amigo, nos juntamos a hablar en la plaza de Sanmi. Él me dice que estaba confundido, que no sabía qué hacer. A lo que yo respondí que sí, que él sabía qué hacer, pero que no me lo estaba diciendo. Él repetía que no quería jugar con ninguna de las dos, que no iba a estar con las dos al mismo tiempo.

- Entonces decime qué vas a hacer.
- Bueno, voy a estar con ella.

Mi corazón se rompió en mil pedazos.

A partir de ahí, ya no me importaba si estaba en la calle, acompañada, en la facultad, en el colectivo, yo lloraba igual. Y lo único que me calmaba era hablar con los mexicanos.
A todo esto, mi vieja me dijo que no me iba a pagar más el alquiler (yo únicamente me estaba bancando a mí hasta ahí) y que mi tía no podía pagarlo sola, porque recién habían comprado un auto. Me vi con una tremenda presión en la espalda. Bajo ninguna circunstacia dejaría que mi vieja cagara a mi tía, o que mi tía se viera perjudicada por cualquier cosa. Digo que mi mamá la iba a cagar porque había firmado un contrato, ella se comprometió a pagar, no la podía dejar en banda en la mitad del asunto.
Hablo esa situación con mi hermana, y me cuenta que mamá la re cagaba a la tía si dejaba de pagar, porque la tía estaba en una muy mala situación, y esas cosas... También me decía que ni se me ocurra volver a vivir con mis viejos porque mi mamá me iba a hacer la vida imposible. Hablo lo de mi tía con mi abuela y me dice exactamente lo mismo.
Tres días más en Capital fue todo lo que aguanté. Fui de visita un día a la casa de mis viejos con el planteo de que me iba a vivir a San Miguel con un amigo, y que iba a seguir trabajando, estudiando, y que le pagaba la mitad del alquiler a mi tía. Me sacaron cagando. Para mi vieja todo lo que yo quiero hacer es porque soy una puta, una borracha, y quiero hacer cosas sin que ella me vea. Entonces cuando le dije eso, automáticamente dijo que ella me había hecho irme a Capital para alejarme de todos mis amigos, y que no iba a permitir que viva con uno y que viva en otro lado, mucho menos en San Miguel, donde estaban todos. Entonces les dije que era Capital, o San Miguel. Y que si me hacían quedarme en Capital, lugar que me estaba haciendo terriblemente mal, les iba a cortar el rostro por completo. Y su elección fue Capital.
Junté mis cosas llorando a más no poder y me tomé el tren. Trabajé ese día, dormí ese día en Capital, y cuando llegó el fin de semana, me fui a la casa de la que era en ese entonces mi mejor amiga. Ellos me dijeron que me podía quedar ahí. Me quedé un día, y al día siguiente cayó mi vieja para buscarme. Me llevó a su casa, y me encerró en la pieza, no dejándome ir a trabajar. Mi ataque de histeria y llanto era terrible.
Al rato vino mi hermana. De esto no recuerdo detalles, porque estaba demasiado nerviosa. Pero lo que sí recuerdo, es que mi hermana puso lo mejor de sí para calmarme. Me decía que tenía que empezar de nuevo, y que yo tenía una familia, que no era un palito en el mundo. Me decía que no me vaya a vivir a San Miguel, que espere, que me tome un tiempo para mí, y que no vuelva a Capital.

- Pero cómo no voy a volver a Capital?? Cómo me voy a tomar un tiempo para mí si tengo que pagar la mitad del alquiler???
- No tenés que pagar nada.
- Pero la tía, ...
- Qué tiene? De qué hablás?
- Vos me dijiste que mamá la estaba cagando a la tía. La tía no puede pagar el alquiler sola porque se compraron un auto.
- Mentira. Nadie dijo nada de eso.
- Pero me lo dijeron todos!! Vos, la abuela, ...
- No. Nadie te dijo nada, no sé de dónde lo sacaste.

Y así, así mi hermana me mintió en la cara, y me hizo sentir como la más reverenda pelotuda, para lo que ella creyó mi propio bien seguro... Pero de todas formas, me sentía el muñequito de todos. Andá para allá, andá para acá, tenés que hacer esto, tenés que hacer lo otro. Y después según ellos nadie me decía que haga nada y yo sola era la que me mandaba todas las cagadas. Cómo creer que tenía familia si me demostraban que la que nunca estaba enterada de las cosas era yo, y que los problemas los causaba yo sola sin razón? A quién tenía de mi lado que me dijera 'Sí Aylu, le re cabe a la tía, era verdad, y que te lo dijimos es verdad, pero bueno.'?? A nadie. También mi vieja negó haberme dicho que me hizo ir a vivir a Capital apróposito para alejarme de todos. Todos mintiéndome en la cara... Todos tratándome como que yo no sabía lo que decía. De mi mamá eso es más que normal, pero de mi hermana ni ahí.
A todo esto, mi mamá vino con el planteo de que tengo problemas con el alcohol. Y de dónde poronga sacó semejante idiotez?! De mi prima. Mi prima les contó a todos del día que me bajé todo el vino. Lo contó exagerándolo, y dijo que creía que yo tenía problemas. Le pregunté a mi prima si eso era verdad, y me dijo que sí. Nunca más le volví a hablar. Ah, antes de todo eso, la respuesta de mi prima cuando le pedí perdón por no aguantar más en Capital y quererme volver (porque me sentía muy culpable zarpado) fue: No te importó dejarme sola.
Y así se terminó el año. Trabajé en muchos lugares, cibers, call centers, etc. Y crecí de una manera impresionante.
El sostén de una familia es muy importante, pero es complicado de aceptar si aparece de repente cuando nunca lo sentiste antes. O si creciste creyendo que todos se traicionaban entre sí, porque primero te contaban una cosa, que en realidad era otra. Cada día estoy un cachito más cerca de aceptarlo.
Hoy las cosas cambiaron muchísimo. Hoy vivo sola en San Miguel, trabajo en IBM, y tengo en claro qué quiero, cómo lo quiero, le pongo lo mejor de mí a todo lo que hago, y tengo todas las ganas de vivir.
Mi hermana ese día me dijo algo que nunca voy a olvidar. Yo me sentí tan sola porque ya no tenía a mis amigos a mi alrededor, y para mí ellos eran mi familia, mi sostén, todo lo que quería, todo lo que necesitaba. Ella se dio cuenta de eso y me aclaró que el camino lo hace uno, y es de uno, y los amigos son sólo los adornos de ese camino. (No disminuyó el significado de la palabra amigo, sino que puso en su lugar todo el significado demás que yo le estaba dando).
Aún odio a Maxi. La historia con él no se terminó ahí, pero no vale la pena contar las típicas forreadas del hombre idiota que todos conocemos. Algún día alguien va a llegar para borrarme ese odio lleno de orgullo al carajo, y mostrarme que se puede querer aún más de lo que lo quise a él.

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