domingo, 15 de noviembre de 2009

Hoy

Hoy, por primera vez, lloré por una chica. No era una chica cualquiera. Alguien a quien yo le presto atención deja de ser cualquiera para mí. No me rompió el corazón ni nada por el estilo, (bueno un poquito, pero ese poquito que todos entendemos) simplemente demostró ser la clase de persona que estoy harta de ver. Esa persona que engaña a quien tiene al lado. Ella me dijo que estaba de novia después de haber estado conmigo, y su respuesta cuando le dije que era una puta fue: 'nunca estuviste con alguien estando de novia?' y la mía fue 'no, las personas se respetan por el solo hecho de ser personas, sean quienes sean.' Pero no lo entendió, claro. Y lloré. Lloré mucho. Aunque en pedo sea la única forma en la que logre aceptarlo, me afecta la actitud de los demás. Me re afecta.
Hay dos fuerzas fuertes luchando dentro de mí: la que quiere creer que verdaderamente hay alguien bueno esperándome, y la que dice 'Son todos absolutamente iguales. Hombres, mujeres, perros, gatos, pajaritos, da igual. Y es imposible encontrar a alguien decente.'
Yo sé que el amor perfecto no existe. El amor es amor, y nadie es perfecto. No busco perfección. Pero tampoco la pavada. Esa revereanda pelotudez de boludear, hacer cosas al pedo, y re cagarte en quien tenés al lado, son intolerables ya para mí. Dolió verla actuar. Y estoy llegando a pensar que la actitud de una mujer puede dolerme más que la de un hombre. Capaz sea porque no estoy acostumbrada. Pero a decir verdad, sentí crueldad pura. Crueldad sin arrepentimiento alguno. Crueldad porque sí. Cuando en los hombres solo siento pelotudez.

Hace un tiempito, entender que soy bisexual no me causó ni sorpresa ni miedo. Tal vez porque ya estaba muy metida en ese ámbito cuando me di cuenta. Siempre supe que las chicas causaban algo en mí, desde chiquita, pero no lograba entender el término. En realidad nunca entiendo nada, y siempre está todo bien para mí. Es como que decía 'EH, qué buena que está ésta minita' y no me daba cuenta que tenía que notar algo en lo que estaba pensando. Hasta que un día, alguien me cayó demasiado bien y entendí. Entendí que sí, que no me molestaría en absoluto que mi futuro se dé al lado de una chica, y que en mí es posible. Verdaderamente siento que puedo enamorarme de la misma manera de un hombre que de una mujer. Igual, después de esta noche, no sé a quién le tengo más miedo.
Mi tatuaje de Sailor Moon me ayuda muchísimo en éstas situaciones. Es de Serena. Es la imagen de ella cuando todas sus amigas se habían muerto, y creía estar sola. Pero no. Recordó a quienes le dijeron que solo la abandonarían si se rendía, y nunca se rendiría. Y enfrentándose a su enemiga que la estaba haciendo mierda, le decía: 'Nunca me daré por vencida, porque tengo confianza, sigo creyendo que todas juntas podemos proteger nuestro mundo pase lo que pase, y también sigo creyendo que aún queda algo de esperanza, en lo más profundo de tu corazón. Creo en tí'. Y la empieza a transformar en lo que su enemiga era antes, la luz de la esperanza.
'Sabés una cosa, me gusta mucho este mundo, y las personas que viven en él, por eso no quiero perderlos, ni a ellas, ni a tí.'
Después llora porque se siente sola, y es ahí cuando vuelven sus amigas, y le dicen que siempre han creído en ella.

Fuerza para creer en los demás, pase lo que pase. Porque me gusta seguir creyendo, aunque continue siendo la misma pelotuda.

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